Mi Sueño
(…) Aparezco en una sala enorme, totalmente vacía, despejada, donde observo a alguien sentado en una silla y maniatado. Muy cerca de él, alguien le increpa y amenaza.
De pronto surge una pregunta dirigida al rehén - ¡Santo y seña…! (Pregunta la figura que veo a contraluz, y no distingo bien quién es). El rehén no sabe qué contestar y queda envuelto en la duda, tal vez pensando que no tiene tiempo… Antes de que pueda soltar palabra alguna, la negra figura efectúa un rápido movimiento blandiendo un cuchillo de gran tamaño, y seccionando la yugular del sorprendido rehén.
Soy capaz de escuchar en el vacío silencio de la sala, y con asombrosa claridad, el sonido del cuchillo en su sección, y el brote a borbotones de la sangre.
Soy consciente de que se trata de un sueño, no tengo miedo alguno. Estoy inmerso en el sueño y capaz de controlarlo.
Se me ocurre entonces pensar en la respuesta, y estoy seguro de haber dado con ella. Intuyo que el “Santo y seña”, lo conozco; lo sé… Me digo a mí mismo de forma interior, que en un caso similar, actuaría con la rapidez y seguridad que te ofrece la absoluta certeza del momento; sin dudarlo. Que la respuesta está en la pregunta misma: la respuesta, es la misma pregunta. Y no es otra que ese “Santo y seña”.
En el sueño, compruebo con todo lujo de detalles, que los tres personajes que aparecen en escena, soy yo mismo.
Mi Realidad
Así es el mundo que nos rodea. Todos somos esos tres personajes, y estamos rodeados de “Santos y señas”. No conocemos la respuesta, más esta está en la pregunta. Como los problemas que acechan, que nos atenazan… el problema de cualquier gobierno, éste se halla en el mismo gobierno. El cazador y su presa; el problema es olvidar la contraseña y disparar en sentido contrario; o dispararse a sí mismo. El santo y seña, está en la escopeta, en la pregunta, en el disparo… en la presa que no es otra que el mismo cazador. El leader de una Secta religiosa: desde su elevada vista, producto de esa levitación que aparece como un subproducto de falsa levitación: la mirada, las miradas sostienen esa levitación, pero el problema es que esta levitación no existe porque la contraseña la desconocemos… mas yo me sé ese santo y seña y no es otro que la misma levitación: tal vez en el momento en que acertemos, en ese justo momento y no en otro, todo se termine, todo se acabe: brotará entonces la sangre a borbotones y no tendremos miedo, pero comprobaremos con inusitada sorpresa, que todos levitamos, que todos sangramos y todos somos leaders, cazadores, políticos... y allá donde pongamos la mirada, se irán empañando las imágenes con nuestra propia sangre. Todos somos los personajes del mismo sueño.
Santo y Seña por utopazzo
El santo y seña del sueño, de la realidad o del futuro más inmediato, es el mismo. Siempre ha sido el mismo. Tal vez te salve, tal vez nos salve... Pero, ¿de qué...?
Menos mal que estabas en tu carta de "aguste". Qué sueños más inquietantes, los míos - que rara vez recuerdo- giran en torno a cosas cotidianas, eminentemente prácticas.
ResponderEliminarEn la actualidad usamos el "santo y seña" de forma constante y obligatoria, y si no lo recuerdas, no puedes acceder ni a tus propios sueños.
¡Santo!
Bueno Ana, no es que todo sea "aguste"... en este caso, era de "anguste", aunque por aquello de aparecer en escena bajo mis tres personajes conocidos (hasta ahora), no me causaba el menor temor: sabía que tarde o temprano alguno sobreviviría...
EliminarSeguro que si al personaje que se le ocurrió la idea del "Santo y Seña", fuese ateo, no hubiese trascendido tanto el deber, y al hombre le habría cantado otro gallo. Fíjate si no, en aquellas tribus de la Amazonia, donde el gallo no canta.
¡Gallo y Canta....!
Genial. Quiero hacer vídeos como el tuyo. Te dejo que voy a verlo de nuevo. Enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias, Isla Misteriosa. Es bastante fácil cuando te propones alcanzar pequeñas metas volantes...
EliminarGracias por pasar por este agujero...
Un cordial saludo.