Editado originalmente, el 22 de noviembre de 2011
Traté de ocultarme, pero fue inútil, en vano... fue entonces cuando decidí dar marcha atrás y volver al presente.
Me encontré con un objeto frente a mí; concretamente era un objetivo... estaba registrando mis movimientos, siguiéndome. Me propuse luchar, defenderme, casi con un ataque intencionado... pero ¿qué era el objetivo, sino una proyección mía? ¿Acaso no me reconocía en él? ¿Creía entonces que podría vencerme a mí mismo?
prometeo
ResponderEliminarPues te auguro nuevos viajes al futuro.. y puede que también al pasado porque la lucha nunca se termina. Bien sabes que esconderse no vale. Ya veo que dominas las artes orientales de lucha ... XD XD XD
#1 26.11.2011 a las 19:08
Utopazzo
ResponderEliminarNo paro, Prometeo... la lucha nucna termina, y es seguro ese balanceo hacia delante y hacia atrás.
A veces, no queda más remedio que esconderse... en este caso, lo hacía de mí mismo. En otros, siempre se da la caray si se tercia, imitar esas artes marciales; más que nada para intimidar o defenderse; aunque por lo que puede avecinarse, creo que no será suficiente: habrá entonces que cambiar de multidisciplinar forma de defensa, y tal vez, caer con suerte en el entramado de mi querida teoría de cuerdas... allí, seguro que me sirven un buen café, si solicito un zumo de naranja.
Un abrazo y gracias por compartir este cambio de dimensión.
#2 28.11.2011 a las 21:56